La respiración diafragmática o abdominal es una de esas grandes herramientas ancestrales compartida por decenas de culturas de todo el mundo, presente en disciplinas deportivas, del arte, tratamientos holísticos e incluso médicos.
Esta “verdadera” respiración no es más que inspirar el aire desde la parte baja de nuestros pulmones, es decir, cuando respiramos por el diafragma -que es la zona que tiene más capacidad-, esto garantiza una mejor ventilación, captación de oxígeno y limpieza de los pulmones con la exhalación.
Ventajas de la respiración abdominal
¿Cómo hacerlo?
- Cuando estamos aprendiendo a realizar la respiración diafragmática es útil acostarse boca arriba cómodamente, y más adelante practicarla sentados, de pie, caminando… Con la práctica la podrás incorporar a tu vida cotidiana. Para empezar, posa tus manos en el abdomen y haz que sea esta parte del cuerpo la que suba y baje la mano.
- Antes de empezar expulsa a fondo el aire de tus pulmones varias veces, puedes hacer algunos suspiros o exhalar por la boca. El objetivo es vaciar bien los pulmones de aire residual, lo cual automáticamente provocará la necesidad de inspirar más profundamente.
- Una vez provocado este impulso de respiración profunda, inicia la respiración diafragmática dirigiendo el aire al inspirar “hacia tu abdomen” como si quisieras empujar hacia arriba tas manos que están sobre él.
- Repite hasta que sientas como tu ritmo cardíaco se estabiliza, te sientes con más energía e incluso puedes proyectar más la voz, sin necesidad de gritar.