Gurdjieff, místico ruso de principios del siglo pasado, decía siempre a sus alumnos que el cuerpo humano que usamos es una máquina, cargada de programas de comportamiento automáticos que se ejecutan sin control, o bajo el control de la mente, haciéndonos a todos, básicamente, autómatas que navegamos por la vida de forma inconsciente, dejándonos llevar por los programas y patrones de comportamiento que activamos, según las necesidades del día a día.
Eckhart Tolle, en el libro “El Poder del Ahora”, contaba como llegó un momento en el que se dijo: “ya no puedo vivir más conmigo mismo”, lo cual le llevó a pensar que tenia que haber dos “Yo’s”, al menos, para que uno de ellos no pudiera vivir con el otro. Tanto Gurdjieff como Tolle nos hablan de la misma cosa, la mente/carácter/personalidad que tenemos, y el alma/conciencia que somos.
Desprogramar el autómata, potenciar la conciencia
Es todo un ejercicio de voluntad y trabajo interno, tremendamente intenso, doblegar a la parte automática y autómata de la simbiosis alma/mente. En casi todos los momentos de nuestra vida, son estos programas automáticos e inconscientes los que nos gobiernan (incluyo todos los componentes mentales como el ego, el subconsciente, los patrones de comportamiento, etc..) Dice Tolle que, realmente, para darnos cuenta de que existe este control sobre nosotros de la parte autómata, solo tenemos que enfocarnos en traer la conciencia al momento presente, al ahora.
Gurdjieff y toda su escuela de El Cuarto Camino, como se han denominado a sus enseñanzas, ponen mucho énfasis en desprogramar al ser humano de los patrones automáticos de comportamiento para dejar de ser máquinas reactivas y que la conciencia tome los mandos estando el 100% del tiempo presente y “consciente” del cuerpo que ocupa, de lo que entra por los cinco sentidos y de lo que sucede en este instante concreto. El objetivo es bloquear a la mente y a nuestra personalidad de irse al pasado, o al futuro, dónde siempre solemos estar, bien recordando cosas o hechos que nos han sucedido (que he comido ayer o que hice la semana pasada), o bien cosas que esperamos que sucedan o creemos que sucederán. Mientras estemos con la mente en ese pasado o en ese futuro, no estamos “presentes”, y, al no estar “presentes”, el autómata que dirige este cuerpo orgánico que habito está en control. Mientras que Gurdjieff propone desmontar al autómata, Tolle propone potenciar la conciencia para que el autómata no tenga poder. Dos caminos para el mismo objetivo.
Experiméntalo tu mismo
Incluso mientras escribo este articulo noto la lucha entre mi autómata y mi conciencia por tener el control. El autómata está pensando las palabras que voy a usar, las ideas que voy a escribir dentro de dos párrafos, pero mi conciencia está intentando que note cada tecla del ordenador que estoy pulsando y que me concentre en el pensamiento justo que estoy escribiendo en este momento, no en el que voy a escribir un poco más adelante. Mi conciencia quiere fluir con lo que llegue en cada instante para que lo escriba, mi mente está pidiendo que planifique lo que voy a escribir y lo mantenga, para reforzar su presencia con múltiples intentos de mantenerse fuera del “ahora”. Cuando, continuamente, por el simple hecho de usar tu poder de voluntad, vuelves una y otra vez al “ahora”, al presente, bloqueamos un poco más las derivas de irnos a un estado pasado o futuro, de forma que puedo tener el control sobre mi existencia con un poco mas de constancia y durante mas tiempo.
El poder del ahora
El estado de estar “presente” es tremendamente poderoso. En él, no hay problemas ni situaciones a resolver, ni preocupaciones. Pruébalo. Hazte presente, disóciate del autómata y conviértete en un observador de ti mismo. Cada instante que te mantienes anclado al tiempo te arrastra a pensar en todo lo que tenemos que hacer en nuestra vida, lo que nos espera, las cosas que tenemos que solucionar. Mientras que, por el contrario, cada instante que estamos en el “ahora” es solo un instante de experimentar la vida al 100%, y dejar entonces que esta fluya y vaya trayendo experiencias a las cuales no nos anticipamos, sino que vamos gestionando bajo la batuta de la conciencia “en presente” a medida que va siendo necesario.
El objetivo es solo uno, que de repente, de tanto ir y venir de la conciencia a la inconsciencia, es decir, de tanto recuperar el control sobre nuestra mente automática, perderlo de nuevo, volver a ejecutar nuestros programas de siempre, volver a desconectarlos y vuelta a empezar, es que un buen día el ciclo se pare y al haber ejercido nuestra voluntad constantemente sobre nuestros programas, la conciencia ya no pierda el control, y se instaure de forma permanente la percepción del momento “presente” en nosotros, viviendo constantemente y aprovechando el poder del “ahora”.