Que es el Prana ?




El prana es para el yoga lo que la electricidad es para nuestra civilización. Imaginemos que la 
máquina de Wells para remontar el tiempo nos ponga en presencia de un yogui, dos mil años antes de nuestra era. Imaginemos que le describimos nuestra civilización, con los aviones, el teléfono, la radio, la televisión, las aspiradoras, los frigoríficos, los coches, sin  olvidarse los satélites y cohetes espaciales,  pasando  por  las  linternas,  los  cerebros  electrónicos,  los tranvías  y  los  magnetófonos, pero  “olvidando””  hablarle  de  la  electricidad:  tendría  una visión  bastante  falseada  de  nuestra civilización. No entendería nada de su motor esencial, la energía eléctrica-  de la que fácilmente nos olvidamos, por lo demás, salvo cuando hay corte en el suministro.
Igualmente, ignorar o desconocer la existencia del Prana, su acción sobre nuestro organismo, el modo de almacenarlo,  de dirigirlo a voluntad, es ignorar el verdadero  yoga. Sin duda, es posible practicar los asanas sin preocuparse del prana, porque, en cierta medida, las posturas aseguran casi automáticamente el equilibrio pránico sin que el adepto tenga que preocuparse de ello. Pero después de algún tiempo de practicar, el adepto comienza a marcar el paso. Una vez adquirida la técnica de las  posturas,  si  se  desea  progresar,  hay  que  sobrepasar  el estadio  de  la  ejecución  puramente mecánica y material de los asanas y demás ejercicios yóguicos para pasar al estadio del Pranayama.

Pero imitemos a los filósofos de la India que comienzan por definir los términos que utilizan.
¿En qué consiste, pues, el Prana? ¿ Se trata de una fuerza oculta misteriosa, fuente  de poderes milagrosos?
Swami Sivananda dice: “Prana es la suma total de todas las energías contenidas en el Universo”. 
¡Es  amplio! Para los yoguis, el Universo está compuesto de Akasa, el éter cósmico, y del Prana, la energía. Cuando Prana actúa sobre Akasa, nacen todas las formas de la materia. Esta concepción corresponde  en  suma  a  la  de  nuestra  física  nuclear,  que  considera  toda materia  como  energía “ordenada” o dispuesta de diversos modos. La ciencia no admite (o ya no admite más) la noción de éter- ¡provisoriamente al menos!
Cuando  escribimos  Prana  con  mayúsculas,  designamos  a  esta  Energía  Cósmica  tomada en conjunto,  y  prana  con  minúscula  indicará  su  manifestación.  Por  lo  tanto,  Prana  es la energía universal  indiferenciada,  y  prana  la  energía  diferenciada,  manifestada  en cualquier  forma.  El magnetismo es una manifestación del prana, así como la electricidad y la gravitación. Todo lo que se mueve en nuestro Universo es manifestación del Prana: gracias al prana el viento sopla, tiembla la  tierra,  se  abate  el  hacha,  despega  el  avión,  estalla  la estrella  y  piensa  el  filósofo.  El  prana  es universal. Existimos en un océano de prana del que cada ser viviente es un torbellino. Los yoguis afirman que lo que caracteriza a la vida, es su capacidad de atraer prana a  sí, de acumularlo y de transformarlo para actuar en el medio interior y en el mundo exterior.
El  lector  podría  preguntarse  por  qué  utilizo  el  término  “Prana”  más  bien  que  el  de “energía”. Para  nosotros,  occidentales,  el  término  “energía”  es  un  concepto  menos amplio  y demasiado material. Para el yogui, el mismo pensamiento es una forma más sutil de prana, en tanto que para el occidental la energía es algo completamente diferente. Nuestra energía es, digámoslo, demasiado industrial. Según los yoguis, el prana  está presente en el aire, y sin embargo no es ni él oxigeno, ni el  nitrógeno,  ni  ninguno  de  lo  componentes químicos  de  la  atmósfera.  El  prana  existe  en  los alimentos, en el agua, en la luz solar, y sin embargo no es ni las vitaminas, ni el calor, ni los rayos ultravioletas.  El  aire,  el  agua,  los  alimentos,  la  luz  solar  sirven  de  vehículo  al prana,  del  cual depende toda la vida animal e incluso vegetal. El prana penetra todo el cuerpo, incluso ahí donde el aire no logra entrar. El prana es nuestro verdadero alimento, porque sin prana no es posible ninguna vida. El mismo dinamismo vital sólo sería una forma particular y sutil del prana que llenaría todo el Universo. La vida latente empaparía así todo el cosmos, y, para manifestarse en el plano material, el espíritu se serviría del prana para animar al cuerpo y sus diversos órganos. ¡Hasta aquí no vamos muy en  contra de las  teorías occidentales  modernas!  Sin embargo, los  yoguis  van más allá de la afirmación de la existencia de esta energía- que ningún físico nuclear negaría.
Los Rishis proclaman-  y esto forma la base misma del yoga-  que el prana puede ser almacenado y acumulado en el sistema nervioso,  más especialmente en el plexo solar. Acentúan además esta NOCIÓN CAPITAL Y ESENCIAL, a saber: que el yoga nos da  el poder de dirigir a voluntad esta corriente de prana mediante el PENSAMIENTO. El yoga proporciona así un acceso consciente y voluntario a las fuentes mismas de la vida.



Extraido del libro Pranayama La Dinamica del Aliento
Andre Van Lysebeth