Cuando el cuerpo funciona espontáneamente, se le llama instinto. Cuando el alma funciona espontáneamente, se le llama intuición.
Son dos cosas semejantes y a la vez alejadas entre sí. El instinto pertenece al cuerpo, lo burdo; la intuición pertenece al alma, lo sutil.
Entre las dos cosas se encuentra la mente, la experta, que nunca funciona espontáneamente. La mente significa conocimiento. El conocimiento nunca puede ser espontáneo. El instinto es más profundo que el intelecto y la intuición está por encima del intelecto.
Cabeza, corazón y ser
Puedes dividir tu individualidad simplemente para comprenderla; de lo contrario no hay división. Es una sola unidad, entera: la cabeza, el corazón y el ser. El intelecto es el modo de funcionar de la cabeza, el instinto es el modo de funcionar de tu cuerpo y la intuición es el modo de funcionar de tu corazón. Detrás de estos tres elementos está tu ser, cuya única cualidad es la de testigo.
La cabeza solo piensa; por lo tanto nunca llega a una conclusión. Es verbal, lingüística, lógica; pero al no tener raíces en la realidad, miles de años de pensamiento filosófico no han dado como resultado ni una sola conclusión. La filosofía ha sido el mayor ejercicio de futilidad. El intelecto posee una gran habilidad para crear preguntas y respuestas y tras esas respuestas, mas preguntas y más respuestas. Puede construir palacios de palabras, sistemas teóricos, pero no son más que castillos de arena.
El cuerpo no se puede apoyar en tu intelecto porque tiene que vivir. Por eso, todas las funciones esenciales del cuerpo están en manos del instinto -por ejemplo, la respiración, los latidos del corazón, la digestión de la comida, la circulación de la sangre- y hay mil procesos dentro de tu cuerpo en los cuales el intelecto no interviene en absoluto.
Es bueno que la naturaleza haya dado al cuerpo su propia sabiduría. De lo contrario, si tu intelecto se ocupara del cuerpo, ¡la vida habría sido imposible! Porque puede que alguna vez se te olvidara respirar; al menos durante la noche, ¿cómo vas a respirar mientras estás dormido? Ya estás bastante confundido solo con pensamientos; en medio de esta confusión, ¿quién se va a ocupar de la circulación de la sangre, de si llega la cantidad suficiente de oxígeno a tus células o no, de si lo que estás comiendo está siendo analizado en sus elementos básicos y esos elementos básicos están siendo enviados allí donde se necesitan? Toda esta increíble cantidad de trabajo la realiza el instinto. Tú no haces falta. Puedes estar en coma, aun así el cuerpo continuará trabajando.
La naturaleza ha delegado todas las funciones esenciales de tu cuerpo en el instinto y ha delegado todas aquellas cosas que dan sentido a tu vida… porque existir simplemente, sobrevivir simplemente, no tiene ningún sentido. Para darle un sentido a tu vida, la existencia le ha dado la intuición a tu corazón. Fruto de tu intuición surge la posibilidad del arte, la estética, el amor, la amistad; toda creatividad es intuitiva.
Sin embargo, la sociedad no necesita tu intuición. No se ocupa del amor, de tu sensibilidad; se ocupa de cosas muy palpables y mundanas. Por eso, tu intelecto -que es la parte más superficial- funciona. El intelecto es para la vida mundana en sociedad junto a los demás, en el mundo, para hacer que seas capaz de funcionar. Es pura matemática, es geografía, es historia, es química; toda la ciencia y la tecnología han sido creadas por tu intelecto. Tu lógica y tu geometría son útiles pero el intelecto es ciego. No hace más que crear cosas, pero no sabe si se están utilizando para destruir o para crear. Una guerra nuclear será una guerra creada por el intelecto.
El intelecto tiene su utilidad pero, por desgracia, se ha convertido en el dueño de todo tu ser. Eso ha originado muchísimos problemas en el mundo. Este dueño se oculta tras estas tres cosas: el cuerpo, la mente, el corazón. El dueño se oculta tras las tres; ese es tu ser. Tú nunca te diriges hacia el interior; todos tus caminos conducen hacia el exterior, todos tus sentidos conducen al exterior. Todos tus logros se encuentran ahí fuera, en el mundo.
El intelecto es útil en el mundo y todos tus sistemas educativos son solo técnicas para evitar el corazón y conducir tus energías directamente a tu cabeza. El corazón le puede originar problemas a la cabeza; el corazón no sabe nada de lógica. El corazón tiene un modo de funcionamiento totalmente distinto, la intuición. Conoce el amor pero el amor es una mercancía sin valor alguno en el mundo. Conoce la belleza, pero, ¿de qué sirve la belleza en el mundo?
Las personas del corazón -los pintores, los poetas, los músicos, los bailarines, los actores- son todos irracionales. Crean mucha belleza, son grandes amantes, pero son completamente inútiles en una sociedad que se rige por la cabeza. La sociedad considera a sus artistas prácticamente como parias, medio locos, gente desequilibrada. Nadie quiere que sus hijos sean músicos, pintores o bailarines. Todos quieren que sean médicos, ingenieros, científicos, porque esas profesiones dan dinero. La pintura, la poesía, la danza, son peligrosas, arriesgadas; puedes terminar como un mendigo en la calle, tocando la flauta.
Se ha negado el corazón; por cierto, sería útil recordar que la negación del corazón ha supuesto la negación de la mujer. A menos que se acepte el corazón, no podrá ser aceptada la mujer. A me-nos que el corazón tenga la misma oportunidad de crecer que la cabeza, la mujer no se podrá liberar. La mujer es el corazón y el hombre es la cabeza. La distinción es clara.
La naturaleza ha adoptado el instinto. Cada vez que interfieres en el instinto creas perversiones. Esto es lo que han hecho todas las religiones; cada religión ha estado interfiriendo en el cuerpo pero el cuerpo es completamente inocente, nunca ha hecho nada malo. Si aceptas el cuerpo en su total naturalidad, esto te ayudará muchísimo. Ayudará a tu corazón, alimentará tu corazón. Ayudará a que tu inteligencia se agudice porque el alimento del intelecto proviene del cuerpo, el alimento del corazón viene del cuerpo. Si tu cabeza, tu corazón y tu cuerpo están en sintonía, encontrar tu ser será la cosa más fácil del mundo. Sin embargo, al haber conflicto, sigues desperdiciando toda tu vida en ese conflicto entre el instinto, el intelecto y la intuición.
La persona sabia es aquella que crea armonía entre la cabeza, el corazón y el cuerpo. En esta armonía uno llega a la revelación de la fuente de la propia vida, al mismo centro, al alma. Ese es el mayor éxtasis posible; no únicamente para los seres humanos sino para todo el universo, no es posible nada más.
Yo no estoy en contra de nada. Solo estoy en contra de la falta de armonía, y como tu cabeza está creando una situación muy disonante quiero ponerla en el lugar que le corresponde. No es el ama, es la sirvienta. Como sirvienta, es maravillosa, muy útil.
Un lechero dublinés acaba de finalizar su reparto así que aparca el caballo y el carro a la puerta de un pub y entra a beber algo.
Refrescado, después de una hora, sale y se da cuenta de que le han pintado el caballo de verde chillón. Muy enfadado, irrumpe otra vez en el pub y pregunta:
-¿Quién de vosotros acaba de pintar mi caballo de verde? Entonces se levanta un irlandés enorme, de dos metros y dirigiéndose a él desde las alturas, le dice: -He sido yo. ¿Tienes algún problema? El lechero, muy nervioso, esboza una sonrisa y responde: -¡Solo he venido a decirte que ya se ha secado la primera capa!
¡El intelecto es útil! Hay situaciones en las que te hará falta intelecto pero solo como un sirviente, no como el amo.
Pasado, presente y futuro
Del Libro “Intuición”
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