La creación de relaciones afectivas


 


Cuando mire a los ojos a otra persona, a quien sea, y vea su propia alma reflejada, se dará cuenta que ha alcanzado otro nivel de conciencia.

Las relaciones requieren cuidados y atenciones. Aléjese de los miedos y de las emociones negativas. Cuando tenga que hablar o comunicarse, reconsidere sus prioridades. Dedique tiempo y energía a la otra persona. Dedique toda su atención y toda su conciencia a la relación y a sus problemas. La relación es más importante que ese televisor, que esa revista, que ese periódico. Elimine las distracciones. Apague el televisor; suelte el periódico.

 Respete a la otra persona.
 No dé nada por sentado. No se quede metido en la rutina que le agobia. Renueve la relación a través de actos de amor. La relación está viva, vive en el presente. No es algo del pasado.
 Deje que el alma entre en la relación a través de la toma de conciencia y la comprensión. Con ello se fomenta una química q permite llegar a procesos más profundos: el alma/el hemisferio derecho del cerebro que en armonía con el ego/el hemisferio izquierdo. Las relaciones impregnadas por el alma aportan auténtica alegría a nuestras vidas.
 Amar completamente, sin reprimir nada, no es arriesgado. Nunca le rechazarán de verdad. Sólo nos sentimos heridos y vulnerables cuando se mete de por medio el ego. El amor en sí es absoluto y lo abarca todo.
 A muchos, la idea de amar completamente y sin reservas
  Puede parecerles arriesgada o incluso peligrosa. Sin embargo, no hablo de terminar una relación
unilateralmente, ni de soportada cuando haya abusos o dolor. Hacerlo no es un acto de amor para usted ni para la otra persona.
  Aguantar en una relación destructiva no es un ejemplo de amor sin reservas, más que otra cosa puede ser una manifestación de falta de auto estima y de amor propio.
  La gente puede ser peligrosa, pero el amor no.
  Tienda la mano con amor y compasión para ayudar a los demás sin preocuparse de qué puede sacar usted a cambio. No importa si ayuda a muchos o a pocos. Los números no cuentan, lo que cuenta es el acto detender la mano con afecto. A veces, cuando un médico toca a un paciente con compasión y poder curativo se beneficia más que el enfermo. Todos somos médicos del alma.
  Déjese guiar por el corazón, no por la cabeza. En caso de duda, elija el corazón. Eso no quiere decir que niegue sus propias experiencias y lo que haya aprendido empíricamente a lo largo de los años sino que confía en usted mismo, en que sabrá combinar intuición y experiencia. Existe un equilibrio, una armonía que hay que cultivar, entre la cabeza y el corazón. Cuando la intuición es convincente se favorecen los impulsos del amor.
  Cuanto más escuche esa voz interior tranquila, esa intuición, más clara y precisa resultará.
  Confíe. Puede confiar en el amor. Las decisiones concretas pueden parecer perjudiciales, pero el amor no lo es. Cuando vea las cosas con perspectiva, la intención basada en el amor le parecerá clara. Puede que su hijo no comprenda que una inyección de antibiótico s es un acto de amor. Usted está preocupado y no escatimará esfuerzos para protegerle de una enfermedad que quizá sea peligrosa. Para el niño, sin embargo, la inyección puede parecer algo dañino. Pensemos en otro ejemplo más complejo: imagínese que tiene que alejar de usted
a un ser querido porque su relación es destructiva, o porque es toxicómano Y hay que ingresarle por su propio bien, aunque sea en contra de su voluntad. Son simplemente ejemplos de que es necesario ver las cosas con perspectiva antes de juzgar las decisiones o los actos concretos.
 Como muchos hombres, tiendo a creer que los gestos románticos tienen que hacerse a lo grande, por ejemplo, regalar una joya o flores, o invitar a cenar en un sitio elegante. Sin embargo, he aprendido que lo detalles pueden tener mucha más importancia.
 Hace muchos años, cuando era residente de Psiquiatría en Connecticut, nuestro hijo Jordán era pequeño y Carole trabajaba media jornada. Muchas veces tenía que trabajar hasta tarde en el hospital y una noche de verano, en la que hacía mucho calor, salí a las once. Por el camino me paré a comprar dos helados, uno para Carole y otro para mí, y me los llevé a casa. No habíamos tenido oportunidad de hablar, así que no sabía que mi mujer había t nido un día agotador, tanto en el trabajo como en casa. Nos sentamos, nos comimos el helado y pasamos un rato juntos, a esa hora de tanta paz. Después me ha contado que el que pensara en ella y le llevara aquel helado ha sido siempre uno de sus recuerdos preferidos de nuestro amor.
Ayude a los demás en el plan y los objetivos de sus vidas. La seguridad en las relaciones procede de los actos de amor del presente.
 Gánese la independencia. No arrebate autoestima, dinero o confianza en sí mismos a los demás para que aprendan de usted. No tenga una actitud reductora con nadie. La gente no abandona relaciones de auténtico amor a no ser que no sea consciente de ello.
 En la familia de Carole suelen decir desde hace mucho que el peor pecado es quitarle a alguien el neshumah, Esta palabra yiddish quiere decir que es pecado arrebatarle la alegría a alguien o, más coloquial mente, aguarle la fiesta. La gente lo hace muy a menudo y es algo muy destructivo. A todos nos ha pasado y todos hemos tenido esa sensación de que se nos caía el alma a los pies. A veces un niño que está orgulloso de un dibujo o de haber cantado una canción o de cualquier otro pequeño logro se encuentra con una risotada en lugar de una palmada en la espalda. A los adultos, a veces las críticas de alguien nos arruinan los momentos de felicidad. Aunque sepamos que los actos y las palabras del otro se deben a los celos, a un complejo de inferioridad o a otras razones, seguimos sintiéndonos desgraciados, como cuando éramos pequeños. Es interesante señalar que la palabra yiddish neshumah significa «alma». El peor pecado es quitarle el alma a alguien.

Brian Weiss ( Los mensajes de los Sabios)

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