El Sermón Silencioso





De la nada, del silencio más puro brota el mundo.

Y el mundo no está separado del silencio, y el silencio no está separado del mundo.
¿Quién sabe esto?

Decir , decir "no hay yo", decir hay yo" decir "el yo es ilusorio"0 decir cualquier cosa (e incluso decir esto) es decir ya demasiado.

Todo lo que podamos decir no es, pero no decir nada, tampoco es.
Ni tampoco sirve decir que es inefable.

Más allá de las palabras, más allá de las enseñanzas de los hombres, más allá de las experiencias que pueda tener una personal más allá de todos los recuerdos pasados y más allá de todas las ideas futuras, ¿qué es real?

Esto, esto es real. "Este momento". 
No la idea de esto, ni el pensamiento de esto, sino esto (y aquí es donde fracasan todas las palabras), esta apariencia presente:
El tintineo de las llaves.
El zumbido del ventilador del portátil.
La respiración.
La bocina de coche.
Y el crujido del piso de madera.

No hay nada que entender.
La idea de que hay algo que entender nos hace creer que hay algo que entender.
Pero lo cierto es que no hay nada que entender.
Los sabios que te dicen que hay algo que entender y los libros que insisten en que hay algo que entender acaban haciéndote creer que hay algo que entender.
Pero no puede ser entendido.
Esto, ya es esto. Así de simple.

Recuerda el sermón silencioso de Buda que, sin decir nada, mantuvo entre sus dedos una flor ante su audiencia. Sólo Kasyapa sonrió, mientras que el resto permaneció desconcertado.

Kasyapa fue el único que “entendió”, porque sabía que no había nada que entender.
Sólo había una flor. Cuando buscas algo diferente a la flor, realmente no ves la flor. Kasyapa vio la flor y le gustó.
Así de sencillo, así de evidente.

Mas allá del Despertar de Jeff Foster.

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