Yoga, cultura del siglo XXI




En los años setenta nuestro maestro Swami Satyananda Saraswati comentó que el yoga sería la cultura del siglo XXI. Este augurio se está convirtiendo en una realidad. Cuándo comencé a impartir clases de yoga, hace más de veinticinco años, la opinión pública tenía una idea confusa y limitada de lo que era el yoga. Había quién lo confundía con el judo, otros pensaban que era algo para relajarse, y una gran mayoría ignoraba de qué se trataba. Esta situación ha cambiado por completo y en la actualidad la sociedad en general conoce el yoga, reconoce los grandes beneficios que reporta y, lo que es más importante, son muchísimos quienes lo practican habitualmente obteniendo una gran mejora en su calidad de vida.

La difusión que el yoga ha tenido en los últimos años es impresionante. Buena prueba de ello es que su práctica ha sido incluida en todo tipo de estamentos: centros culturales, instituciones sanitarias, gimnasios, asociaciones de vecinos, parroquias etc., además del florecimiento de innumerables escuelas de yoga. Creo que la gran expansión que el yoga está teniendo se debe, entre otras razones, a que las condiciones de vida se han vuelto un tanto inhumanas (estrés, competitividad, artificialidad, desnaturalización del medio, consumismo exagerado, escasez de ideales, alienación, manipulación...). Por este motivo la población en general y el individuo en particular necesitan de un medio que les ayude a desarrollarse equilibradamente y a recuperar el contacto con su propia naturaleza y su verdadera identidad. Sin lugar a dudas, está demostrando que el yoga satisface esta necesidad social e individual.

Definición
A pesar de la gran difusión que el yoga ha tenido en las últimas décadas, subsisten interpretaciones muy superficiales, simplistas, incorrectas o deformadas y que son del todo incapaces de abarcar la verdadera dimensión y profundidad de yoga.
En esencia, el yoga es un sistema de desarrollo integral  del ser humano. Una vía para alcanzar SALUD Y ARMONÍA TOTAL: física, emocional, mental y espiritual. El yoga está considerado como una de las seis darshanas o escuelas filosóficas de la India. La palabra darshana significa visión de la Realidad experimentada durante estados profundos de conciencia. No es una especulación intelectual sino una comprensión experimental de la Realidad profunda de la existencia.
El yoga además de filosofía es también una ciencia milenaria  que investiga la realidad utilizando el método científico. El laboratorio del yogui es su propio cuerpo-mente. Todos sus descubrimientos los lleva a cabo en un terreno experimental  y se convierten en realizaciones que generan una profunda transformación personal.
La ciencia del yoga es una ciencia de la vida. A través de su práctica se desarrolla el conocimiento, la comprensión profunda y sobre todo la sabiduría. La sabiduría es el despertar y la actualización de todo el potencial que contiene el ser humano. Desde la sabiduría florece un modo de vivir feliz, armonioso y en consonancia con las leyes de la naturaleza y el orden universal.
De las numerosas vías de crecimiento personal que conforman el yoga, comentaremos en este artículo las dos que han tenido mas repercusión en occidente. El Hatha Yoga y el Raja Yoga son las disciplinas que trabajan mas directamente en el desarrollo y la SALUD  del cuerpo y de la mente 

Cuerpo
Con respecto al cuerpo físico la propuesta del yoga es muy amplia. El sistema del Hatha Yoga (yoga físico) tiene como objetivo crear equilibrio y armonía en todas sus estructuras, proporcionar una buena salud que haga posible una vida plena y el desarrollo de todas las capacidades del individuo.
Aunque es el sistema cuya práctica más se ha extendido en occidente, lamentablemente en bastantes ocasiones se utiliza de forma limitada, muy por debajo de sus verdaderas posibilidades. Otras veces se interpreta erróneamente convirtiéndolo en una gimnasia o una terapia mas.
La primera función del yoga físico es facilitar que la persona potencie y mejore su conexión con su cuerpo físico. A partir de aquí se establece una escucha corporal que permite reconocer y satisfacer las necesidades reales del organismo. Es un proceso de integración entre el cuerpo y la mente que se realiza como una exploración y comunicación con el propio cuerpo, el cual nos manifiesta su necesidad básica de respirar libremente, ejercitarse, abrirse, estirarse, plegarse, fortalecerse, flexibilizarse, relajarse, afirmarse, expresarse, etc.
El desarrollo de este proceso desemboca en un mayor conocimiento y comprensión del cuerpo que nos permite hacer un mejor uso del mismo en todas las situaciones de la vida cotidiana. Todo ello culmina en un estado de equilibrio y armonía fisiológica que despierta todo su capital energético y otorga un nivel más elevado de conciencia. 
Las herramientas que se utilizan en este sistema son cinco grupos de ejercicios: shatkarmas, asanas, pranayama, bandhas y mudras.
En el Hatha Yoga se comienza por realizar una purificación fisiológica mediante la práctica de los shatkarmas. Estos ejercicios tienen como objetivo limpiar y desintoxicar internamente todo el organismo. Actúan sobre tres segmentos corporales: la cabeza, el tórax-abdomen y la pelvis. Su cometido es equilibrar la actividad de los tres humores: mucus, bilis y gas, cuyo balance garantiza la buena salud y el correcto funcionamiento de todos los órganos del cuerpo. Entre los shatkarmas más conocidos, están la ducha nasal y el lavado del estómago y de todo el sistema digestivo.
El segundo terreno donde trabaja el Hatha Yoga es el ámbito de la respiración. Aquí encontramos dos niveles. El primero concierne a la rehabilitación respiratoria o recuperación de la respiración natural. Se aprende a realizar esta función vital de un modo pleno y satisfactorio.
La respiración es la función fisiológica más determinante en la vida del ser humano. Si respiras mal, vives mal; si respiras, bien vives bien. La respiración es el soporte de toda nuestra actividad física y mental, de modo que tener una vida sana y feliz depende en gran medida de que seamos capaces de respirar adecuadamente. Aunque el ser humano nace preparado para respirar perfectamente, a menudo esta función se va entorpeciendo y deteriorando por la aparición de bloqueos funcionales, tensiones emocionales y mentales etc. Se produce un círculo vicioso de modo  que “cuando me tenso, respiro mal y cuanto peor respiro, más me tenso” y así sucesivamente. El resultado es que la calidad de vida se empobrece en todos los aspectos y esto contribuye a la aparición de muchos desequilibrios y  dolencias.
Lo peor de este asunto tan crucial es que nadie nos orienta ni ayuda a corregir y a mejorar la respiración. Nadie nos enseña a respirar; ni los padres, ni los educadores, ni el médico, ni el sacerdote, ni los políticos... Afortunadamente la práctica del yoga soluciona el problema rehabilitando la respiración deficiente o incorrecta y enseñándonos a sacar un provecho óptimo de esta función vital y esencial.
El segundo nivel se llama pranayama y consiste en un conjunto de técnicas respiratorias cuya finalidad es potenciar la capacidad respiratoria, incrementar el nivel de la energía vital y establecer el equilibrio energético que proporcione un estado mental claro, sereno y ecuánime. El pranayama es un método muy poderoso capaz de despertar todo el potencial energético del ser humano. Hay que realizarlo de un modo prudente, progresivo y preciso.
El tercer grupo de técnicas son los asanas o posturas. Hay un número amplísimo y tienen como objetivo desarrollar armónicamente el conjunto del organismo. Las posturas nos enseñan a usar correctamente nuestro cuerpo. Proporcionan liberación y desbloqueo corporal, fuerza, firmeza, resistencia, flexibilidad, equilibrio, coordinación, conciencia corporal, confianza en uno mismo, capacidad expresiva, atención, etc. Sus efectos benéficos  actúan sobre el conjunto del cuerpo y la mente.
Los asanas también incluyen la práctica y aprendizaje de la relajación consciente. Aprender a relajarse y a vivir relajadamente es una asignatura pendiente para una parte muy importante de la población. La relajación es el método más directo para liberarse del estrés, el cansancio, el agotamiento, la tensión nerviosa y emocional y la agitación mental. Sin lugar a dudas, está práctica debería formar parte de la cultura básica de todo individuo. Es una gran ayuda para recuperar o mantener la buena salud y para vivir feliz.
 Desde otra óptica, las posturas de yoga representan simbólicamente todo tipo de situaciones que enfrentamos en  la vida cotidiana. Practicando las posturas aprendemos a relacionarnos física y psicológicamente con toda clase de situaciones respondiendo a cada una de ellas con atención, respiración adecuada, equilibrio, firmeza, flexibilidad, coherencia, buena adaptación, etc. Definitivamente, el trabajo postural contribuye no sólo a potenciar el cuerpo y la buena salud sino también a equilibrarnos emocional y mentalmente.
Por último, están las prácticas llamadas bandhas y mudras. Los bandhas o llaves energéticas son tres ejercicios que además de procurar beneficios orgánicos muy importantes, tienen su principal acción sobre los niveles energético y psíquico. Podemos resumir diciendo que encauzan las energías internas adecuadamente colaborando a la armonización fisiológica, emocional y mental.
Los gestos psíquicos o mudras son las técnicas mas avanzadas de este sistema. Muchos practicantes sólo conocen los mudras manuales o posiciones de las manos que canalizan apropiadamente las energías internas y generan estados profundos de conciencia. Existen muchos otros mudras que conllevan una práctica combinada de postura, pranayama, bandhas y la toma de conciencia de los canales y los centros psíquico-energéticos (nadis y chakras). Son precisamente estos ejercicios los que llevan al practicante al estado de meditación o integración total. La práctica de los mudras otorga al Hatha Yoga el carácter de sistema de meditación.

Mente
El yoga mental se denomina Raja Yoga. Este sistema es el que ha otorgado al yoga la categoría de darshana o escuela filosófica de la  India. Su objetivo fundamental es purificar la mente y despertar todo su potencial. El resultado final de este proceso es la Autorrealización o Iluminación donde el ser humano alcanza su máximo nivel de evolución.
La palabra mente abarca muchos aspectos. Podemos definirla como el instrumento de la conciencia del individuo. Según el yoga está constituida por la interrelación de cuatro facultades: Intelecto, Ego, Pensamiento y Memoria.
Una de las primeras cosas que nos propone el yoga es que tenemos que comprender qué es la mente y cómo funciona. A partir de dicha comprensión, podremos despertar el potencial que contiene y utilizar su inmensa capacidad de un modo adecuado y eficiente. La metodología empleada en el Raja Yoga o yoga mental es muy amplia y variada. La meditación o dhyana es su método principal.
La facultad del pensamiento es muy dinámica  y consigue que nos identifiquemos con su actividad fluctuante y  caprichosa. A menudo solemos ser arrastrados por sus inercias  perdiéndonos en un mundo de fantasías que nos  desconecta de nuestra realidad. El pensamiento suele orientarse hacia el pasado o hacia el futuro con lo que nos olvidamos del presente y por tanto de la realidad, ya que el pasado y el futuro no existen. No significa esto que no debamos pensar acerca  del pasado y el futuro. Esto es apropiado siempre y cuando no sea una inercia y nos sirva para relacionarnos con el presente o hacer previsiones para el futuro.
Lo primero que nos enseña el yoga es a centrarnos en el momento presente. Establecidos en el presente, podemos relacionarnos con la realidad e interactuar con ella en función de lo que demanda cada situación. Entonces desaparecen los comportamientos mecánicos. Nuestras respuestas a todos los eventos de la vida dejan de ser una reacción para convertirse en plena acción consciente.
La primera etapa en el trabajo mental es el desarrollo de la atención y todas las técnicas de meditación tienen este mismo punto de partida. Cuando empezamos a realizar la práctica de la atención y a vivir atentamente, se presentan de forma espontánea los  condicionamientos  que hemos ido acumulando a lo largo de nuestra vida y que nos gobiernan desde las capas profundas de la mente. Al estar atentos podemos reconocerlos sin implicarnos. En ese momento pierden toda su fuerza y tenemos la oportunidad de desactivarlos. Es así como se purifica la mente.
La segunda etapa del trabajo mental consiste en colaborar con este proceso de purificación mental que nos libera de todas las cargas del pasado y nos permite comenzar a vivir de forma libre y espontánea.
La tercera etapa es el cultivo de la concentración y consiste en unificar todo el potencial de la energía mental hacia un solo punto. Gracias a la concentración somos capaces de penetrar en la esencia profunda de todo fenómeno. El perfeccionamiento de la concentración desemboca en los estados conocidos como Meditación y Superconsciencia. En estos estados se trasciende la dinámica dual del pensamiento y se desarrollan la compresión profunda y la sabiduría. La culminación de este proceso que despierta y actualiza todo el potencial del individuo se denomina Autorrealización.

La meditación y las dimensiones de la mente
La mente tiene tres áreas de manifestación o dimensiones. La que más conocemos es la dimensión consciente o estado de vigilia. Éste es el estado en el que funcionamos en la vida cotidiana. Durante la vigilia somos conscientes de nuestro cuerpo físico y nos relacionamos con el mundo exterior a través de los cinco sentidos. Procesamos la información que nos suministran los sentidos mediante las cuatro facultades de la mente (intelecto, ego, pensamiento y memoria).
La segunda dimensión es el nivel subconsciente que se corresponde con el estado de sueño con ensueño. Cuando todas las noches habitamos en este plano perdemos la conciencia del cuerpo físico y los sentidos se desconectan. Pero la mente sigue activa utilizando el material almacenado en la memoria. Nos identificamos con los sueños y los experimentamos como reales. La mayoría de estos sueños son producto de nuestros condicionamientos y representan una válvula de escape y digestión para nuestras tensiones internas y nuestras contradicciones.
El nivel inconsciente es la tercera dimensión de la mente y está relacionada con el estado de sueño profundo. Cuando entramos en el sueño profundo ignoramos por completo nuestra existencia. La conciencia se desconecta del cuerpo físico y de la mente. Al no haber ninguna actividad mental vivimos en un estado de completa beatitud del cual no recordamos nada al despertarnos. Sólo nos queda una magnífica sensación de recuperación y descanso.
La vía de la meditación yóguica es un viaje a través de estas tres dimensiones. Comenzamos en la dimensión consciente desarrollando atención y relajación. Después penetramos en el nivel subconsciente encontrándonos con todo tipo de manifestaciones del material almacenado en la memoria. Es entonces cuando tenemos la oportunidad de procesar nuestros condicionamientos y contradicciones para conseguir la purificación mental. Una vez realizada la purificación de los contenidos mentales se produce la inmersión en la dimensión inconsciente. Pero. a diferencia de lo que sucede durante el sueño profundo, en el proceso meditativo la conciencia permanece activa.
Mientras que la mente consciente y subconsciente tienen un carácter individual, el nivel inconsciente es colectivo y  podemos identificarlo con la mente universal donde está incluida toda la información acerca del universo y de la existencia. En el estado de meditación la mente individual se reintegra en la mente universal donde adquiere y realiza todo su potencial.
La consumación de la meditación es la armonización e integración de los tres niveles de la mente y se denomina también estado de Turiya. Turiya significa cuarto estado o dimensión transcendental. Es un estado mas allá de la mente habitual y no es posible definirlo con el intelecto. Este estado representa la culminación del perfeccionamiento del ser humano.
Este horizonte de armonización, desarrollo y evolución, tanto personal como social, es una parte importante de lo que nos propone el Yoga como cultura del siglo XXI.



Las claves del Yoga. Danilo Hernández. Ed.Liebre de Marzo
Centro Yoga Bindu . Escuela de Yoga de Chamartin (Madrid)

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