LA ALIMENTACIÓN CONSCIENTE





Según los nutricionistas profesionales no han existido civilizaciones mejor alimentadas en la historia que las orientales o la de los hebreos. Para ellos sentarse en la mesa es todo un ritual.
Orientales e indígenas han tenido algo en común: más que seguir una dieta a rajatabla, que incluyera determinados alimentos, para ellos era también muy importante la forma en cómo se llevan los alimentos a la boca.
Cualquier alimento que haya conllevado el sufrimiento a un animal, como la caza o la pesca deberían descartarse y evitarse. La comida que
no preparamos nosotros mismos directamente, que comemos en los restaurantes o compramos hecha, a veces se ha cocinado en ambientes de tensión, crítica o enfado. Estas energías se trasladan directamente a nuestro cuerpo y sin saber cómo, aunque sea muy sana, vegetariana o ecológica, nos sentimos mal después de haber comido.
El alimento debería entenderse como algo sagrado y por eso debería darse mucha importancia a su vida antes y durante de la elaboración de la comida. Un alimento tratado con armonía evitará muchas molestias y malestares en nuestro interior. La armonía que seamos capaces de irradiar sobre nuestros alimentos debe llegar a ser capaz de neutralizar las energías negativas y destructivas que haya almacenado.
Todo este proceso nos lleva a lo que se llama la alimentación consciente. La alimentación consciente nos recuerda que es necesario seguir los ritmos de la naturaleza, de la estación, de la luna, del clima y actuar acorde a ellos.
Así como pensamos, somos.
Así como respiramos, somos.
Y así como nos alimentamos somos.
Al sentarse a la mesa, lo que pensamos, lo que decimos, como respiramos, como masticamos, la actitud en presencia de la comida y la postura que mantenemos mientras comemos, son aspectos cruciales que muy a menudo se olvidan y que dan a nuestra alimentación aquel valor añadido que cualquier otra comida no tiene.
La alimentación consciente nos recuerda que para que los alimentos nos reporten el máximo de sus beneficios es necesario que participemos activamente en todo el proceso de la elaboración de la comida. La alimentación consciente es el resultado de vivir una vida consciente.