Despierta a la Serpiente





Kundalini




En el mundo occidental solemos pensar que el principio masculino es activo y creativo, mientras que el femenino es pasivo y receptivo; pero en el Hatha Yoga, es lo contrario. La diosa Shakti (literalmente "poder") crea y nutre al mundo, mientras que su esposo, el dios Shiva (el "auspiciante") es su auditor silencioso. . Shiva y Shakti son los protagonistas de una vieja parábola que sintetiza la práctica y la finalidad del Hatha Yoga. La diosa descansa despues de crear al mundo en una cueva situada a los pies del mítico MONTE MERU, el eje del universo hindú. Aparece como una serpiente enrollada tres veces y media (a veces hasta ocho) sobre sí misma y, por consiguiente, se la denomina KUNDALINI, "la enrollada". Cuando llega el momento oportuno se despierta y sube trabajosamente hasta la cima del MONTE MERU, donde se reune con Shiva, que la está esperando pacientemente.  


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¿Qué tienen que ver las serpientes, las montañas y los esposos desistidos con el Yoga?
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Cada uno de nosotros es un componente de las energías de Shiva/Shakti. Aunque nos referimos a ellos de forma distinta, en realidad son componentes inseparables, como el polo norte y sur de un imán. Cuando están equilibrados, nuestras vidas son armoniosas y alegres; pero cuando uno está arriba y la otra abajo, sufrimos sentimientos de alteración, fragmentación y pérdida. La subida de Shakti y ulterior reunión con Shiva representa, en el contexto de nuestra práctica, el despertar gradual y la realización de nuestro auténtico Yo. En nuestro caso, KUNDALINI se encuentra en la base de nuestra columna, "dormida" en nuestro infinito potencial, pero enrollada bajo una fuerte presión, deseando despertar a la vida. MERU es la comparación de nuestra columna, el "eje" de nuestro cuerpo, un universo en miniatura. A su vez, nuestra columna es la imagen de la "capa" de conciencia que se inicia en la base de nuestra columna, donde descansa KUNDALINI, y que se extiende hasta la morada ascendente de Shiva, en el pináculo de nuestro conocimiento. Muchos textos tradicionales comparan la conquista espiritual de MERU con la escalada al Everest. Pero todos nosotros tenemos, en lo más profundo de nuestro corazón, el deseo de ser completos, y -como practicantes sinceros del Yoga- el equipo de montañismo necesario para emprender la escalada. Aunque no podamos alcanzar la cima, al menos podemos ascender algo desde la base.
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Texto: Revista Yoga Journal
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