El zen es la mayor patraña de todos los tiempos




Encontrarse a sí mismo y crear la propia vida.

Éste es mejor que aquél. ¿Puede en verdad decirse algo así? Cada uno de nosotros se eleva como la pared de un acantilado, lejos, hacia el cielo. Ahí no ha comparación posible: tú eres tú, yo soy yo. ¿Se ríen de ti porque eres un inútil? Todo lo que tienes que hacer es encontrarte a ti mismo. Descubre cuáles son tus fuertes. Erígete sólidamente sobre ti mismo, apóyate firmemente en ti mismo.

Maquillaje. ¿No reniegas de tu propio rostro cuando lo transformas en el de otra persona? De ese modo no pareces más que un espectro. El arte de maquillarse consiste

en primer lugar en conocer y aceptar el propio rostro limpio, para luego resaltar sus particularidades por medio del maquillaje. El hombre de ciencia vive como hombre de ciencia, el trabajador manual como trabajador manual. Lo único que importa es hacer con nuestra vida lo mejor posible. No puedes desaprovechar el tiempo.

Si despertamos a nosotros mismos, entonces lograremos al fin hacer lo mejor con nuestra propia vida. Pero en esa tarea no hay descanso. Cada día hemos de empezar de nuevo. Te encuentras en continua evolución, pero en cada instante eres por completo tu auténtico yo. No es como una imagen en el lienzo. Es más bien como la luna en el agua. Se encuentra en constante movimiento, real sólo en este mismo instante. Por eso la pierdes fácilmente de vista. Pero ese instante es único, tan irrepetible como la vida entera. Si lo pierdes de vista, pierdes con él tu vida. ¿Y qué será entonces de lo que Sawaki tiene que decir aquí? Lo echas todo por tierra.

¿Practicas zazen desde hace cinco o diez años? ¡Y qué! Cada día has de buscar de nuevo tu camino. Si haces tuya la vía del Buda, advertirás que cambia día a día. ¿Cómo he de andar el camino eterno en este instante, en este caso? Tenemos que despertar de nuevo en cada instante, practicar de nuevo a cada instante. ¿Quién sabe si mañana seguiremos con vida? ¿Quién se acuerda aún de ayer? Lo verdaderamente importante es lo que hago en este momento. Mis pies tienen que sostenerse tan firmes en el suelo que por medio de ellos todo mi cuerpo se asiente en la tierra.

Seguir la vía del Buda significa dejar de imitar a los demás en todo. En la vía del Buda no puedes imitar a nadie, has de andarla tú mismo, de tu propia y genuina manera. Tampoco puedes imitar a nadie con respecto a la paz de espíritu, ¿cómo podrías imitar el satori de otra persona? Se trata de ti mismo, en este lugar, en este instante: ¿de qué te sirve apelar al satori de tu maestro? Es TU vida, ahí nada corre por cuenta de Buda. Practicar la vía del Buda significa crear tu propia vida, significa encontrar tu propio camino para vivir esta vida.
Lo que hoy en día se llama religión no son más que buenas palabras que no sirven para nada; palabrería huera, recitada de memoria, sin relación alguna con nuestra vida.

Escuchar las enseñanzas significa echar un poco de agua en una bomba vacía. Una persona corriente es como una bomba vacía: llena de aire no sirve para bombear agua del pozo. Pero si desde arriba se vierte agua en esa bomba, entonces empezará a bombear hacia arriba el agua del fondo. De esta manera, sale de nuevo de la bomba el agua que al comienzo se vertió. Y el agua que luego sale de la bomba no procede del maestro ni del Buda, sino de las profundidades del propio pozo.

Seguir la vía del Buda significa desplegar tu propia y genuina naturaleza.

Sería una necedad que Sawaki se pusiera la máscara del Buda Sakiamuni. Sawaki se hace por completo responsable de sí mismo. No se deja representar ni siquiera por Sakimuni ni por Maitreya. Pues lo que puede este Sawaki, no lo pueden ni Sakimuni ni Maitreya en su lugar. Si comprendes que dispones de algo que nadie puede reemplazar, en adelante vivirás tu vida sin ser una carga para nadie. Lo has tenido siempre. Es aquello que es lo más importante de ti mismo.  

El valor de una persona no se mide por lo que gana. ¿Cuál es entonces el verdadero valor de una persona? Si lo buscas, primero deberás encontrarte a ti mismo. Si uno se empeña en esta búsqueda,  ya ha dado de ese modo con la mayor fortuna que una persona puede tener. Intimar con uno mismo, ¿podría haber algo más grande que esto?

Como discípulos de Bodhidharma no aprendemos de otro. No practicamos como niños que toman clases de piano. Nuestro punto de partida es este cuerpo con cabeza, brazos y piernas. Hemos de preguntarnos constantemente si nuestra práctica no es algo distante o aprendido de memoria. Nuestra felicidad ha de consistir en encontrar firme apoyo en nosotros mismos: esto es lo que significa ser Buda.

¿Cuál es el objetivo de nuestra práctica? Basándonos en las enseñanzas de budas y patriarcas, redescubrirnos nuevamente cada día, en esta vida en la que cada día es el primero de todos. En esta vida ilimitada se trata de descubrirnos a nosotros mismos, de forma completamente nueva, sin imitar a nadie ni apelar a lo aprendido de memoria. ¡Créate a ti mismo! ¡Redescubre tu propia vida!




Extraído del libro "El Zen es la mayor patraña de todos los tiempos", de Kodo Sawaki, que iré publicando a partir de hoy.
Traducido del alemán por el equipo de Traductores de Luz Serena.

(*) Kodo Sawaki ha sido uno de los más grandes maestros de la historia moderna del Zen japonés. Popularmente se le conocía con el nombre de "Kodo sin morada" ya que se negó siempre a vivir en un templo y prefirió recorrer el país, viajando siempre solo, enseñando zazen en las cárceles, en las fábricas, en las universidades, allí donde hubiera alguien deseoso de oír el Darma y de practicarlo. Dio clases en la Universidad Zen de Komazawa, fue educador en el segundo monasterio Soto de Japón, el famoso Soji-ji. Su enseñanza podría ser resumida en dos puntos: exactitud en la práctica de zazen y estudio constante del Shobogenzo del Maestro Dogen. Murió en 1966, después de haber enseñado durante toda su vida a laicos y monjes. Su cuerpo fue entregado por deseo suyo a la Facultad de Medicina de Tokyo.
Entre sus principales discípulos destacamos a Shuyu Narita Roshi, Kosho Uchiyama Roshi, Suzuki Kakuzen Roshi y Taisen Deshimaru Roshi.