El karma


Hemos oído muchas veces esta palabra; pero, ¿qué significa realmente para nosotros?
El karma es sencillamente la ley de la causa y el efecto: lo que damos nos viene de vuelta, en pensamientos, en palabras, en actos, de acuerdo con nuestras creencias.
Todo efecto tiene una causa. Toda experiencia tiene un origen. El bumerán siempre vuelve a su lugar de partida. Y este concepto funciona en
 sus formas positiva y negativa. Todo lo bueno y todo lo malo que hay en nuestra vida es karma que alguna vez generamos.
Con el karma nunca nos quedamos «clavados». Porque a medida que cambiamos nos vamos liberando de sus pautas negativas. Demasiadas personas utilizan el karma como una excusa para no cambiar: «Es que es mi karma; me ha acompañado durante vidas enteras. No hay nada que hacer». No importa durante cuánto tiempo hayamos cargado con nuestras pautas negativas. ¿Qué estamos dispuestos a hacer ahora para cambiar? Nuestro poder está siempre en el momento presente. Únicamente nosotros podemos hacer los cambios necesarios para disolver el karma negativo.
¿Cuáles son estos cambios? Muy sencillo. Interrumpamos lo que «nosotros» estamos haciendo para crear y recrear el problema. No hay nadie haciéndonos nada. Sólo estamos nosotros creando nuestro mundo. Si se trata de nuestros actos, pues cambiémoslos. ¿Estamos dañando a nuestro cuerpo? Pues dejemos de hacerlo. ¿Dañamos a los demás? También podemos cambiar esto. ¿Hablamos con dureza? ¿Lloriqueamos y nos mostramos celosos? ¿Nos quejamos y buscamos culpables constantemente? ¿Somos víctimas profesionales? Bueno, pues, todo esto lo podemos cambiar. ¿Son nuestros pensamientos un torrente dé negatividad? ¿Pensamos que tenemos muchas carencias y limitaciones? ¿Somos partidarios del sufrimiento? Pues, abandonemos esas creencias. Al menos podemos estar «dispuestos» a dejar de pensar así.
Cuando nos demos cuenta de que caemos en las viejas pautas, de que estamos creando un karma negativo, hagamos una pausa. Recordemos que ya no queremos hacer eso. Empecemos a cambiar nuestra forma de pensar, nuestras palabras, nuestras acciones, nuestras creencias, cuanto podamos. Hasta el más mínimo cambio en nuestros pensamientos sirve.
Por encima de todo, no nos sintamos culpables ni nos censuremos por la negatividad del pasado. El pasado está muerto y enterrado, y sea lo que fuere que haya que limpiar, debemos hacerlo ahora, con tanta dulzura, tanto amor y tanta alegría como podamos. Hagamos que el sufrimiento sea algo del pasado en nuestra vida.
Estamos aquí para aprender y para crecer. Aprende todo lo que puedas. No te limites a este libro. Lee otros y escucha muchas cintas de autoayuda. Acude a reuniones y seminarios si te es posible. Escucharás el mismo mensaje, con otras palabras y de otros labios. Sumérgete en el estudio; sacarás provecho de ello. Puedes convertirte en un experto en mejorar la calidad de tu vida. Acude a librerías y bibliotecas y busca otros libros... encontrarás nuevos maestros.
Cuando estamos dispuestos a crecer, los maestros, los seminarios y las oportunidades aparecen por todas partes. Escucha lo que dicen los demás. Observa su vida. Busca la relación entre lo que dicen y lo que experimentan. Transfórmate en tu propio maestro. Tú tienes la sabiduría y la capacidad necesarias para crecer mucho más allá de tu comprensión actual.

Louise Hay  de su libro Amar sin condiciones